Los Pastores del Campo
Escena 1: Una Noche Ordinaria en las Colinas de Belén
(La escena abre con un cielo estrellado. Se escucha el sonido de las ovejas y el suave crujir de la fogata. Tres pastores, Eliab, Simón, y Caleb, están sentados en círculo, cuidando de su rebaño. Eliab, un hombre mayor con una barba gris, revisa su bastón, mientras Simón, joven y lleno de energía, juguetea con una piedra. Caleb, el más callado y reflexivo, observa el cielo con una expresión melancólica.)
Eliab: (suspirando) Otra noche fría en las colinas. Cuidar ovejas es un trabajo sin descanso... y sin recompensa.
Simón: (riendo) ¡Pero al menos tenemos las estrellas para entretenernos! Mirad cómo brillan esta noche.
Caleb: (mirando fijamente hacia el cielo) Sí, pero ¿no os habéis preguntado nunca si hay algo más allá de estas noches interminables? A veces pienso que hay un propósito que aún no comprendemos...
(Eliab lo mira con escepticismo, mientras Simón sacude la cabeza con una sonrisa.)
Simón: Caleb, siempre tan soñador. Somos pastores, nacidos para este trabajo humilde. No hay más.
Escena 2: Una Luz Celestial Inesperada
(De repente, una luz brillante inunda la escena, más intensa que cualquier estrella. Los pastores caen al suelo, cubriendo sus ojos por la sorpresa y el miedo. Un ángel resplandece ante ellos, con una voz poderosa y serena.)
Ángel: ¡No temáis! Porque he aquí, os traigo buenas noticias de gran gozo, que serán para todo el pueblo. Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor. Y esto os servirá de señal: hallaréis al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
(Los pastores, aún atónitos, apenas pueden respirar. La luz del ángel se intensifica, y de repente, una multitud de ángeles aparece, cantando con voces celestiales.)
Coro de Ángeles: (cantando) ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
(La luz comienza a desvanecerse, y los ángeles desaparecen, dejando tras de sí una paz profunda. Los pastores se miran entre sí, todavía temblando de emoción.)
Escena 3: La Decisión de Buscar al Salvador
(Eliab se pone de pie lentamente, con lágrimas en los ojos.)
Eliab: (con voz temblorosa) ¿Habéis visto lo mismo que yo? ¡El cielo... se ha abierto para nosotros, simples pastores!
Simón: (saltando de emoción) ¡No podemos quedarnos aquí! ¡Debemos ir a Belén y ver con nuestros propios ojos a este niño!
Caleb: (aún en estado de asombro) Pero... ¿y el rebaño? Si dejamos a las ovejas, podrían perderse o ser atacadas.
(Eliab coloca una mano en el hombro de Caleb.)
Eliab: Caleb, ¿no comprendes? Si Dios ha enviado a sus ángeles para darnos este mensaje, es porque este niño es más importante que cualquier cosa en este mundo, incluso nuestras ovejas. Debemos ir.
(Caleb asiente, finalmente convencido, y los tres pastores corren hacia Belén, dejando atrás sus preocupaciones terrenales.)
Escena 4: La Llegada al Establo
(Los pastores entran corriendo en el pequeño establo, jadeando por la carrera. Allí, ven a María, que sostiene al niño Jesús, y a José, que los mira con una mezcla de sorpresa y calidez. La luz de la estrella entra por una abertura en el techo, iluminando al niño en el pesebre.)
Simón: (arrodillándose rápidamente) ¡Es... es tal como los ángeles dijeron! ¡Este es el Salvador!
(María sonríe, y Eliab cae de rodillas junto a Simón, conmovido hasta las lágrimas. Caleb se acerca lentamente, con los ojos fijos en el niño.)
Caleb: (con la voz quebrada) Pensé que nuestra vida como pastores no significaba nada... pero Dios nos ha hecho testigos de este milagro. ¡Nosotros, los más humildes, hemos visto al Mesías!
(José y María los observan con ternura, y María asiente con comprensión.)
María: (en voz baja) Este niño ha venido para todos, especialmente para los humildes y los olvidados. Vuestra fe es un regalo para Él.
Escena 5: La Transformación del Corazón
(Los pastores salen del establo, aún radiantes por lo que han presenciado. Se detienen bajo la luz de la estrella, sintiendo que algo dentro de ellos ha cambiado para siempre.)
Simón: (riendo con alegría) ¡Debemos contarle a todos lo que hemos visto! ¡Nadie lo creerá, pero debemos proclamarlo!
Eliab: (con una sonrisa cálida) Esta noche ha cambiado nuestro destino. No somos solo pastores... ahora somos portadores de las buenas noticias.
Caleb: (mirando al cielo) Siempre buscaba un propósito... y ahora lo tengo. Este niño es nuestra esperanza.
(Los tres se abrazan con emoción y comienzan a caminar hacia el pueblo, proclamando la buena nueva a todos los que encuentran en el camino. La escena se desvanece mientras sus voces llenas de gozo resuenan en la tranquila noche de Belén.)
Comments are closed